La Pandemia Invisible +Chile

(Traducción y Adaptación)
Texto Original Johan Giesecke
Traducción e Interpretaciones (en cursiva) Jorge Oyarce Kruger




Suecia nos ha asombrado con una estrategia relajada de Suecia, decidia dirían algunos, frente a la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19): las escuelas y la mayoría de los lugares de trabajo han permanecido abiertos ni han habido restricciones policiales al tránsito de peatones. Sin embargo, se ha descrito como el sacrificio de Suecia a sus ciudadanos (ancianos al matadero) para alcanzar rápidamente la inmunidad de rebaño, con cifras de muertos superiores a sus tres vecinos más cercanos, Dinamarca, Noruega y Finlandia, pero su mortalidad sigue siendo menor que en el Reino Unido, España, Italia y Bélgica y a pesar de esto algunos han denominado a esta estrategia como la ruleta rusa sueca.

Qué olvida señalar el autor es que desde el 17 de febrero el gobierno sueco invitó a la gente reducir actividades innecesarias y con ellas la movilidad. Lo que ha permitido el desarrollo de curvas lineales de incidencia, hospitalizaciones y mortalidad, tal cual nosotros hasta hace una semana. (ver gráficos siguientes)

Han concluido algunos que una cuarentena estricta no protege a las personas mayores y frágiles que viven en hogares de ancianos, población a la cual la cuarentena fue diseñada para proteger. Tampoco disminuye la mortalidad por COVID-19, lo cual es evidente cuando se compara la experiencia del Reino Unido con la de otros países europeos. Esto si no considera algunas variables como los momentos en los cuales esa medida fue implementada, por lo general tarde en los países europeos.

Lo contundente es que pruebas de PCR y algunas suposiciones indican que, aproximadamente el 20–25% de la población de Estocolmo, ha sido infectada (Hansson D, Agencia Sueca de Salud Pública). Pero lo “terrorífico” es que un 98–99% de estas personas probablemente desconocen o no están seguros de haber tenido la infección; o tuvieron síntomas que eran complejos, pero no lo suficientemente severos como para ir al hospital y hacerse la prueba, o ningún síntoma en absoluto. Las recientes pruebas serológicas ahora respaldan o están respaldando estos supuestos

Giesecke concluye:

  • Todos estarán expuestos al SARS CoV-2, y la mayoría de las personas se infectarán.
  • La COVID-19 se está extendiendo como un incendio forestal en todos los países, pero no lo vemos, casi siempre se propaga desde personas más jóvenes sin síntomas o con síntomas débiles a otras personas que también tendrán síntomas leves. Esta es la verdadera pandemia, pero continúa debajo de la superficie y probablemente esté en su apogeo ahora en muchos países europeos.
  • Hay muy poco que hacer para evitar esta propagación: un bloqueo puede retrasar los casos graves por un tiempo, pero una vez que se alivien las restricciones, los casos volverán a aparecer.
  • Cuando contemos el número de muertes por COVID-19 en cada país en 1 año a partir de ahora, las cifras serán similares, independientemente de las medidas tomadas.

Sin duda estas afirmaciones tienen asidero sin embargo la última es propia de un primermundista ya que asume que el sistema sanitario público será capaz de contener las sobredemandas o poseer hotelería suficiente.

Finalmente señala que las medidas para aplanar la curva pueden tener un efecto, pero las cuarentenas solo empuja los casos graves hacia el futuro, no los evitará (lo que, sólo, es cierto mientras no haya tratamiento o vacuna).

En resumen, la COVID-19 es una enfermedad altamente infecciosa y se propaga rápidamente por la sociedad. A menudo es frecuentemente asintomático lo que la hace pasar desapercibida, pero también causa complicaciones graves e incluso la muerte, en una proporción de la población. Nuestra tarea más importante es no detener la propagación, que es inútil, sino concentrarnos en dar las desafortunadas víctimas atención óptima.

El comentario final nuevamente es primermundista pero si debemos rescatar, y considerar con bastante seriedad la evidencia de que el virus puede estar más presente de lo que creemos, sobre todo en territorios como nuestra capital nacional donde las medidas estatales u el autocuidado de sus habitantes ha bordeado lo negligente.

Mi interpretación y teoría acerca de los mismo es que regiones como la nuestra y territorios aislados como Aysén, Chiloé y algunas ciudades del norte se han mantenido a raya de esta pandemia:

  • Primero gracias a la menor o insuficiente conectividad de dichas localidades
  • Segundo a que una parte de la ciudadanía actuó bien, se ha refugiado y se mantiene casi inmovilizada
  • Tercero a que algunas medidas estatales han sido un aporte real y han reducido la movilidad de los casi únicos portadores del virus, nosotros.

Finalmente creo que estamos muy bien, que se ha actuado de una manera adecuada para controlar la dispersión del virus hacia regiones y además contenido en la gran mayoría de ellas. Sin embargo la amenaza es patente y su invisibilidad un complejo riesgo que debemos aprender a reconocer y combatir. A mi juicio si somos capaces de contener el virus al ritmo actual o menor hasta lo que queda del primer semestre o la semana 25 del año (15 de junio) podremos esquivar nuestra mayor amenaza, propia de los tercermundistas, un sistema sanitario público pobre.

La invitación final es a seguir cultivando el autocuidado y la inmovilidad. Como podemos ver en las imágenes siguientes, que reflejan el movimiento de los humanos y su frecuencia o intensidad por el mundo y que rotundamente coincide con los tres grandes focos de la virosis; Asia — Europa y Norteamerica.

Nos dice; ¡ No nos movamos, el virus se mueve con nosotros #quedatencasa !

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