Paillaco tiene la disponibilidad de inversión más baja de la región de Los Ríos, el que representa por ejemplo dos tercios de la disponibilidad de Valdivia, y de manera más cruda, apenas un quinto de las comunas con más de diez mil habitantes más ricas del país.
La Pandemia, ha sido entre otras muchas cosas, un revelador de carencias, paradigmas y condicionantes del desarrollo de las comunidades. Desde la perspectiva de las administraciones municipales, el impacto aún se mantiene sin dimensionar, pero sin embargo los principales afectados han sido, son y serán los habitantes de las comunas mas pobres del país.
Como actores del aparato de la administración pública estamos siendo testigos de cómo nuestros vecinas y vecinos carecen de un apoyo robusto de servicios fiscales para enfrentar la diversidad de carencias y soluciones que se requieren para el desarrollo comunitario; también salud y educación.
Paillaco tiene la disponibilidad de inversión más baja de la región de Los Ríos, el que representa por ejemplo dos tercios de la disponibilidad de Valdivia, y de manera más cruda, apenas un quinto de las comunas con más de diez mil habitantes más ricas del país.
Esto se traduce en que por cada paillaquino la inversión social local apenas alcanza los 160 mil pesos (2020). Un 50% de lo que en la OCDE promedia como gasto local percápita para gobiernos subnacionales. Inyecciones de recursos como las del 2021 en el marco de la pandemia, que representan menos de un 4% de los ingresos resultan insuficientes cuando la evidencia señala que nos encontramos un 50% bajo el estándar ideal.
A un mes del traspaso del mando se hace urgente un acuerdo nacional para apoyar una de las medidas del programa de Gabriel Boric que compromete enviar un proyecto de ley de reforma del financiamiento municipal que, dentro de sus medidas, aumentará el aporte fiscal al Fondo Común Municipal en más de un 1000%, alcanzando así un percápita mínimo de $300 mil.
Los municipios pequeños del país requerimos de un respaldo fiscal y político potente, estamos, en lo que parece ser, la última etapa de la pandemia, pero su impacto sanitario, social y económico perdurarán, y serán más dañinos si no podemos responder de manera adecuada a las necesidades de cada uno de las chilenas y chilenos que encuentran, sólo, en sus gobiernos locales el respaldo y las soluciones que un gobierno centralizado, no presente y no pertinente no es capaz de entregar.